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El conocimiento del hombre en relación con la divinidad
Desde el principio de los tiempos el hombre ha intentado dar una explicación a su existencia y a las cosas que le suceden día a día ya sean buenas o malas, también busca la justificación de sus acciones y la razón de la maldad humana.
Las personas son creyentes porque deben creer en algo, su vida gira en torno a la necesidad de una protección espiritual, la expiación de sus culpas y la excusa de la vida que se lleva.
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Debido a todas las interrogantes que los hombres iban generando surgió la idea de que existían fuerzas más poderosas a las cuales el hombre se encontraba sometido, y así nació la veneración hacia el Sol, padre de toda la vida, hacia el trueno, el rayo, la lluvia, etc., que dieron lugar a una proliferación de diose. En cada pueblo se perfiló una teoría religiosa distinta y se adoraron dioses nacionales y locales que muchas veces se parecían porque habían nacido de mitos comunes, de la entraña del sentir popular.
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Afirmar que sobre el más allá y de la divinidad nada podemos saber, que toda especulación es vana y que todo saber cierto en esta materia es pura ilusión, equivale a un negativismo semejante al que durante siglos ha imposibilitado el avance de la Ciencia material.
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